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¿Puedo meter en mi acuario conchas, piedras, madera?
Muchas veces la gente me pregunta:
"¿Puedo meter las conchas que he traído de la playa?"
"¿Puedo poner en el acuario cualquier piedra?"
"Tengo un tronco por casa. ¿Lo puedo meter en el acuario?"
No todas pero sí algunas. Veremos qué se puede meter y qué no y por qué.
Conchas de caracoles, almejas, vieiras, caracolas, esqueletos de coral y otros.
Por regla general, NO, porque casi siempre hablamos de agua dulce, fría o tropical pero dulce. Solo podemos introducirlas en el caso de tener vivíparos como los mollys, africanos, o si nuestro acuario es de agua salada.
¿Por qué?
Porque las conchas y los corales están formados, entre otros compuestos, por carbonato cálcico. Si lo metemos en nuestro acuario, el carbonato se irá disolviendo en el agua subiendo la dureza de carbonatos (kH), la dureza general (gH) y el pH. Esto nos viene bien si el pH que queremos alcanzar y mantener es alto, pero no si tenemos peces del tipo neón, escalar, coridoras, botias, que tan comunes son en la mayoría de los acuarios especialmente entre pricipiantes. De hecho es un remedio casero para casos en los que el agua es muy blanda (kH de 0, 1, 2...) y no puede mantenernos el pH estable; el problema es que no sabemos cuántos grados de dureza subirá y hay que medir a diario para controlar muy bien estas variaciones.
Hay quien ha conseguido barnizar piezas de este tipo con una buena laca que selle todos los poros y no deje superficie en contacto con el agua, pero hay que saber muy bien que la laca o barniz que utilizamos no va a liberar nada malo al agua, así que ante la duda mejor no probar porque nos podemos cargar nuestro preciado ecosistema acuático.
Así que por regla general, y más si no estamos seguros, NO vamos a meter conchas o esqueletos de coral en nuestro acuario.
Piedras, rocas, canto rodado
Hay muchos tipos de rocas que se pueden meter en el acuario pero hay que saber cuáles. Si eres capaz de distinguir una pizarra, un granito, un cuarzo, una roca silícea o volcánica ¡enhorabuena! Lo vas a tener fácil.
No debemos meter rocas que tengan apariencia calcárea o que de alguna manera nos puedan subir el pH, como mármol o piedra caliza. Para saber si una piedra nos va a subir el pH hay una prueba bastante fácil que podemos hacer en casa. Lo primero hay que lavarla bien para que no quede ningún resto de arenilla o polvo que pueda interferir el resultado. A continuación echaremos algún ácido, cuanto más fuerte mejor. Nos vale vinagre, zumo de limón, aguafuerte o salfumán... Si al echarle el ácido la piedra burbujea, NO es válida, subirá el pH. Si la piedra no reacciona, se puede meter porque no nos subirá el pH.
Es igualmente importante fijarse en que la piedra no tenga trazas de metales o cualquier otra sustancia que pueda ser nociva, como restos de sales, o incluso líquenes si son en una cantidad tal que al descomponerse nos puedan general un pico de amoniaco.
Troncos, ramas y madera en general.
También hay bastantes troncos y maderas que podemos aprovechar. Hay que descartar que no sean tóxicas de por sí (muchas plantas contienen toxinas que si son liberadas al agua pueden hacer daño a nuestros peces y/o invertebrados), y que no liberen resinas.
Algunas de las maderas más utilizadas -de forma casera - en el acuario son las de manglar o plantas de zonas inundadas, y la vid. Otra cuestión a tener en cuenta es que van a necesitar más preparación que las que podamos comprar en un estableciemiento especializado. Habrá que lijar o cepillar bien la corteza para no dejar restos, y cocer o lavar repetidamente para que suelten taninos y absorban el agua, de lo contrario flotarán.
Como siempre esperamos que os haya sido de utilidad. Esperamos vuestras preguntas y comentarios.
Filtración en el acuario de agua dulce
Esta publicación será un poco más extensa, pero me parecía necesaria.
Vamos a ver qué es la filtración del acuario, por qué es importante, qué tipos de filtración hay, todas las dudas que puedan surgir respecto a este tema
El filtro es el aparato que colocamos bien dentro del acuario, bien fuera pero en conexión con el mismo, que hará que el agua, una vez haya pasado a través del material que contenga, salga más limpia y en buenas condiciones para la supervivencia de los seres que haya en el acuario. Dicho así suena muy rimbombante pero estoy segura de que muchos de vosotros ya sabéis lo que es un filtro o tenéis una mínima noción. Sobre todo si habéis llegado hasta aquí. Lo habréis oído también como depuradora o bomba. Con todos estos nombres nos referimos a lo mismo.
¿Qué tipos de filtros encontramos en el mercado?
Fundamentalmente 3 tipos de filtros: filtros internos, filtros externos y filtros de mochila.
Filtro interno
Los filtros internos son los que, como su nombre indica, van dentro del acuario, dentro del agua. Generalmente se trata de una bomba/motor de mayor o menor potencia/caudal, a la que va unido un contenedor con el que está conectada. Dentro de este contenedor podemos encontrar desde una simple esponja a varios compartimentos con esponja, canutillo cerámico, carbón, zeolita, resinas, etc. El funcionamiento de estos filtros es simple: el agua entra en el contenedor a través de unas ranuras, atraviesa todo el material filtrante y gracias a la fuerza que ejerce la bomba retorna al acuario.
En este caso es importante que el filtro esté completamente dentro del agua, así como las ranuras, por dos motivos: 1.- El agua que rodea la bomba le sirve como refrigerante; si una bomba se calienta mucho se puede estropear, su vida útil disminuye considerablemente. Y 2.- Si entra aire en el filtro, especialmente en la bomba, no filtra bien, y el motor de nuevo puede resultar dañado porque al funciomar "en seco" se recalienta; y como extra, suena, con la consiguiente molestia. Este tipo de filtros llevan a veces un tubo/macarrón conectado a la salida del filtro. Si el extremo opuesto del macarrón queda fuera del agua esto permitirá que el aire salga a través de la salida del filtro en burbujitas (efecto Venturi). Es de gran ayuda si necesitamos oxigenar el agua y no tenemos un aireador.
Otra variante del filtro interno es el filtro de caja y el filtro de esponja. Estos 2 tipos se usan poco, y solo en ciertas condiciones: acuario de enfermería, acuarios con muy muy poca carga biológica - como puede ser una pareja de peces no muy grandes, o unas cuantas gambitas -, acuarios de engorde con cambios de agua diarios. Es filtro de caja es simplemente eso, una caja de plástico que se puede rellenar con el material que queramos. Funciona con un aireador. El compresor mete aire a presión a través de un tubo hasta la caja que contiene el material, y con esa misma fuerza impulsa el agua fuera del filtro, haciendo a su vez que agua nueva entre dentro de la caja. El filtro de esponja consta de un tubo más o menos grueso, recubierto en parte con una esponja, y funciona del mismo modo que el anterior, accionado por un aireador o bomba de aire.
Por último podríamos incluír aquí el filtro de placas, más que nada a título informativo, ya que está prácticamente en desuso como medio de filtración. Consta de una serie de placas de plástico con toda la superficie de rejilla. Se colocan justo debajo de la grava y/o sustrato del acuario. En un punto concreto se inserta una "chimenea" (un tubo rígido transparente) y se hace pasar a través de él el agua, impulsada por un aireador o una bomba de agua (en este caso se les llama powerhead o cabeza de poder, es una variante de la bomba normal). El agua puede pasar a través del tubo hacia abajo, hacia las rejillas que están en el fondo, y salir a través de ellas hacia arriba de nuevo al acuario, o bien en sentido inverso, mediante "succión" de la bomba desde la chimenea, hacer que el agua pase del acuario hacia abajo a las rejillas, fluya por el fondo y vuelva a salir al acuario por la chimenea arriba. La idea es que las bacterias colonizasen la parte inferior de las placas y aprovechasen la corriente continua de agua para obtener los nutrientes, pero se ha comprobado que este filtro contribuye más a acumular suciedad bajo las placas que no se puede eliminar después, más que ayudar a la filtración del agua.
Filtro externo
Los filtros externos se llaman también filtros de botella. Tienen distintas partes:
- Una bomba, cabeza o motor. Es donde se encuentra la bomba que acciona el filtro. Suele ser compacta y poco accesible. Aunque un usuario avanzado y sin miedo puede desmontarlo y ver lo que hay en su interior, lo más habitual es llegar sólo a la parte del rotor (sobre todo porque aparte de poder romperlo nos quedamos sin la garantía del fabricante). El rotor es una pieza, más bien un conjunto de piezas; a saber: el eje, por lo general cerámico, se rompe con facilidad al manipularlo (¡cuidado!), aunque también puede ser metálico; las aspas, tienen forma de molinillo, si alguna de ellas se rompe el filtro pierde bastante potencia y suele ser una de las averías más habituales; el imán, va unido a las aspas y junto con éstas está insertado en el eje, es lo que permite el movimiento; los topes, que suelen ser dos taponcitos de goma uno a cada lado del eje, sujetan el conjunto, lo fijan y evitan el movimiento de "cabeceo" que tantos ejes ha roto.
- El cuerpo o contenedor. Sería el equivalente al contenedor del que hemos hablado en el filtro interior. Suele ser de plástico duro, de forma cilíndrica o cuadrangular, y parcial o totalmente opaco. En su interior el material puede ir suelto, o lo que es más habitual, en cestillas.
- El cierre. Puede ser desde unos simples clips a un complejo sistema de cierre. Es muy variable. Es el encargado de mantener sujetos y juntos la cabeza y el cuerpo del filtro.
- Las "boquillas" de entrada y salida del filtro. Están o bien las 2 en la cabeza o una en la cabeza y otra en la base del cuerpo. Son las que permiten la entrada y salida de agua al filtro, que se hará a través de las mangueras.
- Las mangueras o tubos. Suelen ser de color gris o verde, aunque también pueden ser de tipo corrugado en color negro. El material es flexible y la longitud variable. en la mayoría de los filtros suelen variar entre 1,5 y 2 metros tanto de bajada (el agua que va del acuario al filtro) como de subida (el agua que sale del filtro y retorna al acuario). Los grosores más habituales son 9/12, 12/16 y 16/22; están expresados en milímetros e indican el tamaño interior y exterior del tubo respectivamente. El grosor depende del tamaño del filtro, especialmente de la potencia de la bomba. Suelen ser del mismo grosor ambas, o en el caso de que sean diferentes la de entrada será siempre de mayor grosor que la de salida para evitar que el filtro se quede sin agua en algún momento. Si se rompe la estanqueidad, el filtro deja de funcionar correctamente y se puede averiar con facilidad. Para que el agua llegue fácilmente al filtro nos ayudamos de la fuerza de la gravedad; ésta hace que el agua del acuario baje al filtro con más fuerza. Es la razón por la que prácticamente todos los filtros externos deben situarse por debajo de la columna de agua del acuario. Cuanta más diferencia de altura haya entre ambos, con más fuerza caerá el agua hacia el filtro y menos tendrá que trabajar la bomba. La manguera que toma el agua del acuario y la lleva al filtro suele llevar en su extremo (el que queda dentro del acuario) una rejilla para evitar que la fuerza de succión arrastre peces pequeños y se cuelen en el filtro, o también piedrecitas que podrían deteriorar el mecanismo. La otra manguera, por la que sale el agua limpia de nuevo hacia el acuario puede acabar en un simple tubo, en una flauta (tubo perforado), en un pico de pato, etc.
En mi opinión el filtro externo será siempre la mejor opción, debido a que obtenemos mayor potencia de bomba y mayor volumen de material filtrante (ya veremos por qué esto es importante). También suelen ser los más cómodos de limpiar y los que limpiamos con menos frecuencia gracias a su capacidad. Si bien suele ser la opción más cara, con el debido mantenimiento nos durará muchos años y obtendremos una calidad de agua inmejorable, lo que se traduce en menos peces muertos, menos algas, etc.
Filtro de mochila
El filtro de mochila, o de cascada, es una especie de filtro externo. Es una cajita de plástico con un tubo de absorción de agua y una cascada que devuelve el agua al acuario. Va colgado detrás o en un lateral, quedando el tubo y la cascada hacia dentro del acuario y el resto de la caja por fuera. Es una opción buena para acuarios de pequeño y mediano tamaño porque no ocupa demasiado espacio dentro del mismo, tenemos una bomba bastante decente, una muy buena oxigenación del agua ya que la cascada está continuamente rompiendo la superficie del agua y facilitando el intercambio de gases, y si bien la cantidad de material filtrante no es excesiva, es algo más económico que el filtro externo.
¿Por qué es importante la filtración?
Porque sin ella se acumulan en el acuario una serie de sustancias nocivas para nuestros animales. El filtro, aparte de eliminar las partículas en suspensión del agua o el color que toma por la presencia de troncos, de medicamentos, etc., alberga la mayor parte de la colonia de bacterias que son las que nos mantienen el agua bien, las que permiten la vida en el acuario, las que degradan los compuestos más tóxicos y los acaban transformando en otros menos nocivos. Son como el corazón, el hígado y los pulmones de nuestro cuerpo. Es uan parte fundamental del acuario. Por eso, por muy pequeño que sea el acuario/urna/pecera, por muy pocos peces, gambas o caracoles que pensemos mantener, es más que aconsejable poner algún tipo de filtración. Las posibilidades de que las cosas acaben bien en lugar de acabar en tragedia aumentan.
Tipos de filtración
Diferenciamos 3 tipos de filtración principales que pueden o no estar presentes en todos los filtros: filtración mecánica, filtración biológica y filtración química.
La filtración mecánica es la que se encarga de retener partículs más o menos gruesas, más o menos finas, para evitar que pasen a otras fases de filtración. Se suele encontrar en primer lugar, y puede ser cualquier tipo de material, aunque los más habituales son la esponja, el perlón y las mallas. Según el tamaño del poro de cada uno de ellos (también llamado luz) retendrán partículas de un determinado tamaño y dejarán pasar las que sean inferiores a ese tamaño. Así encontraremos desde las esponjas más gruesas hasta las mallas más finas. Algo a tener en cuenta es que si el poro es demasiado fino será muy eficaz atrapando partículas pero se saturará mucho antes y habrá que limpiarla o remplazarla con mayor asiduidad. Sin embargo si el poro es muy grueso tardará muchísimo en saturarse y taponarse pero puede dejar pasar partículas demasiado gruesas que nos impedirían una buena filtración biológica o química, o si carecemos de éstas, retornarían al acuario. Por eso una solución es poner algo de poro medio o bien poner varias etapas de filtración mecánica una tras otra de poro cada vez más fino (por ejemplo, primero una esponja y después perlón).
La filtración biológica es la que se ocupa de degradar y transformar los desechos orgánicos en otros menos tóxicos y a la vez aprovechables para las plantas. Si conocemos el ciclo del nitrógeno entenderemos perfectamente qué es lo que hace este tipo de filtración. El material que se utiliza para la filtración biológica generalmente es de tipo poroso, o cualquier forma que ofrezca gran cantidad de superficie para que se asienten las colonias de bacterias, como canutillo cerámico o biobolas.
Los materiales filtrantes no siempre tienen una sola función, es decir, no realizan un solo tipo de filtración, sino que suelen realizar varias simultáneamente. Por ejemplo: las bolas cerámicas o los canutillos cerámicos realizan filtración biológica pero a su vez, al estar apilados o amontonados unos contra otros forma una especie de trama que también retiene algunas partículas gruesas, lo que sería filtración mecánica.
Por último la filtración química lo que hace es retirar del agua compuestos químicos que no nos interesa que estén ahí, como pueden ser tintes de troncos (taninos), medicamentos, hormonas o toxinas que puedan segregar los seres del acuario, etc. Generalmente este tipo de filtración la realizarán materiales como el carbón, la zeolita o las resinas. También tienen cabida en nuestro filtro, y se suelen colocar en las últimas etapas de filtración para que el agua pase limpia de residuos, porque así es más fácil eliminar el componente químico, además de que el material que utilicemos no se saturará de suciedad y será más eficiente. Tienen una capacidad limitada de absorción así que habrá que eliminarlos y/o sustituirlos cada cierto tiempo.
Hay otros tipos de filtración que se usan en menor medida y con mayor precaución como son el ultravioleta (lámpara UV o germicida) y el ozono. Son bastante "destructuvos". Por ejemplo el UV destruye el ADN de cualquier ser vivo - algas, bacterias, virus - que pase por él (se usa en forma de bombilla o fluorescente englobado en una carcasa opaca, a través de la cual se hace pasar el agua ya filtrada), y desestabiliza la estructura de muchos compuestos inertes. El ozono es un potente oxidante que puede llegar a quemar si por un descuido llegase al agua del acuario. Eso sí, son muy muy eficaces, pero como digo hay que usarlos con cuidado.