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La lámpara UV, ultravioleta o germicida
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La lámpara ultravioleta es un medio para eliminar algas en suspensión y prevenir y tratar enfermedades que se utiliza en acuarios de agua dulce y salada y en estanque.
Suele constar de una bombilla de luz ultravioleta (UV-C, la más dañina) dentro de un tubo de cristal que la mantiene aislada del agua pero que es transparente a esos rayos UV.
¿Cómo funciona?
Distinguimos grosso modo 3 tipos de radiación UV: UVA, UVB y UVC. Seguramente las 2 primera nos suenen de los anuncios de bronceadores en verano. De las 3 la primera la sería la más inocua (sin perder de vista que ninguna de las 3 lo es), la segunda un poco más dañina y por último la UVC es la más peligrosa porque tiene mayor poder destructor. ¿Y qué destruye? La luz ultravioleta destruye el ADN. Lo hace cachitos, lo inutiliza, y sin el ADN la célula muere (la célula puede ser una bacteria, un virus, un alga o las células de nuestra piel). Así, las lámparas UV para acuario y estanque usan esta UVC para mantener el agua lo más limpia posible. Por esto hay que tener mucha precaución de no mirar a la luz de la lámpara ultravioleta directamente. Lo indicará en la caja que la compremos y en las instrucciones pero a pesar de eso quiero recordarlo aquí también.
¿Cómo la colocamos?
Aunque hay algunos filtros que la traen incorporada en su carcasa, normalmente en la zona del motor, lo más habitual es verla por separado. En todos los casos la lámpara tendrá un cable de alimentación propio para poder enchufarla y desenchufarla de forma independiente al filtro y que éste pueda seguir funcionando si no tenemos puesta la germicida.
La lámpara UV se coloca SIEMPRE a la salida del filtro. ¿Por qué? Por 2 motivos:
1.-Porque el agua debe estar ya filtrada y libre de impurezas cuando pase a través de la germicida. De nuevo ¿por qué es esto importante? Cuando el agua pasa a través del tubo y recibe la radiación ultravioleta de la bombilla, es más efectiva si no hay partículas por medio que hagan de pantalla a las posibles algas, esporas, bacterias o virus que queramos eliminar. Cuanta más cantidad de radiación reciban y durante más tiempo, más probabilidades tendremos de que se mueran o se destruyan. Si la bacteria, por ejemplo, que queremos eliminar está rodeada de otras partículas en suspensión, suciedad, desechos, lodo, etc., no le llegará la radiación ultravioleta suficiente y no quedará dañada o inutilizada, que es nuestro objetivo, volverá al agua de nuestro acuario y podrá infectar a nuestro peces.
2.- La lámpara ultravioleta mata todo lo vivo que pasa por ella y no discrimina. Si la colocamos antes del filtro, las bacterias beneficiosas que pasan del agua del acuario al filtro y se asientan allí formando o reforzando la colonia bacteriana que tan importante es en el ciclo del nitrógeno y en la salud del acuario, mueren. Así el filtro se debilitaría poco a poco hasta quedar reducido a la filración mecánica y química.
También se puede poner, si nuestro agua está libre de impurezas, directamente con una bomba que salga del acuario o sump a la lámpara y de ahí al acuario, aunque yo recomiendo que siempre que sea posible el agua pase antes por un filtro aunque sea mínimo para una mayor efectividad.
¿Cuántas horas tiene que estar encendida?
En este aspecto hay siempre debate entre aficionados, profesionales, fabricantes, tiendas... Por mi experiencia, la de mis compañeros de afición en estos 15 años, la de los clientes que he atendido a lo largo de unos 8 años en comercio especializado, y por todo lo que he leído al respecto, considero que una media de 3-4 horas al día es efectivo como medio preventivo de enfermedades y algas.
Una vez que nuestro acuario está infectado por algas o nuestros peces tienen una enfermedad (es decir, que los síntomas ya se han manifestado) lo mejor son unos días con la UV puesta las 24 horas. El número de días dependerá del grado de infección o de la invasión de algas.
En cualquier caso, si nos atenemos a las indicaciones del fabricante suele ser una buena decisión.
¿Cada cuánto se cambia la bombilla UV?
Como cualquier otra bombilla o tubo fluorescente, la vida de la bombilla ultravioleta no es infinita. Desde que la compramos y la ponemos empieza a perder potencia. La duración va a depender mucho del fabricante que escojamos. En la caja nos debe indicar las horas de vida útil que tiene. Así por ejemplo una bombilla con unas 1500 horas de vida media, si la usamos unas 4 horas al día - suficiente para desinfección general y prevención de algas - la bombilla nos durará alrededor de un año (1500 horas / 4 horas al día = 375 días).
A pesar de todo hay que tener en cuenta que cuantas más horas de uso, el porcentaje de radiación efectiva y dañina que emite va a ser más bajo así que a partir de ciertos meses de uso prácticamente es como si no la tuviésemos puesta.
Y hasta aquí las cuestiones sobre la lámpara ultravioleta. Recordad que podeis dejarnos vuestras dudas y comentarios debajo de esta publicación o en el formulario de contacto.
Filtración en el acuario de agua dulce
Esta publicación será un poco más extensa, pero me parecía necesaria.
Vamos a ver qué es la filtración del acuario, por qué es importante, qué tipos de filtración hay, todas las dudas que puedan surgir respecto a este tema
El filtro es el aparato que colocamos bien dentro del acuario, bien fuera pero en conexión con el mismo, que hará que el agua, una vez haya pasado a través del material que contenga, salga más limpia y en buenas condiciones para la supervivencia de los seres que haya en el acuario. Dicho así suena muy rimbombante pero estoy segura de que muchos de vosotros ya sabéis lo que es un filtro o tenéis una mínima noción. Sobre todo si habéis llegado hasta aquí. Lo habréis oído también como depuradora o bomba. Con todos estos nombres nos referimos a lo mismo.
¿Qué tipos de filtros encontramos en el mercado?
Fundamentalmente 3 tipos de filtros: filtros internos, filtros externos y filtros de mochila.
Filtro interno
Los filtros internos son los que, como su nombre indica, van dentro del acuario, dentro del agua. Generalmente se trata de una bomba/motor de mayor o menor potencia/caudal, a la que va unido un contenedor con el que está conectada. Dentro de este contenedor podemos encontrar desde una simple esponja a varios compartimentos con esponja, canutillo cerámico, carbón, zeolita, resinas, etc. El funcionamiento de estos filtros es simple: el agua entra en el contenedor a través de unas ranuras, atraviesa todo el material filtrante y gracias a la fuerza que ejerce la bomba retorna al acuario.
En este caso es importante que el filtro esté completamente dentro del agua, así como las ranuras, por dos motivos: 1.- El agua que rodea la bomba le sirve como refrigerante; si una bomba se calienta mucho se puede estropear, su vida útil disminuye considerablemente. Y 2.- Si entra aire en el filtro, especialmente en la bomba, no filtra bien, y el motor de nuevo puede resultar dañado porque al funciomar "en seco" se recalienta; y como extra, suena, con la consiguiente molestia. Este tipo de filtros llevan a veces un tubo/macarrón conectado a la salida del filtro. Si el extremo opuesto del macarrón queda fuera del agua esto permitirá que el aire salga a través de la salida del filtro en burbujitas (efecto Venturi). Es de gran ayuda si necesitamos oxigenar el agua y no tenemos un aireador.
Otra variante del filtro interno es el filtro de caja y el filtro de esponja. Estos 2 tipos se usan poco, y solo en ciertas condiciones: acuario de enfermería, acuarios con muy muy poca carga biológica - como puede ser una pareja de peces no muy grandes, o unas cuantas gambitas -, acuarios de engorde con cambios de agua diarios. Es filtro de caja es simplemente eso, una caja de plástico que se puede rellenar con el material que queramos. Funciona con un aireador. El compresor mete aire a presión a través de un tubo hasta la caja que contiene el material, y con esa misma fuerza impulsa el agua fuera del filtro, haciendo a su vez que agua nueva entre dentro de la caja. El filtro de esponja consta de un tubo más o menos grueso, recubierto en parte con una esponja, y funciona del mismo modo que el anterior, accionado por un aireador o bomba de aire.
Por último podríamos incluír aquí el filtro de placas, más que nada a título informativo, ya que está prácticamente en desuso como medio de filtración. Consta de una serie de placas de plástico con toda la superficie de rejilla. Se colocan justo debajo de la grava y/o sustrato del acuario. En un punto concreto se inserta una "chimenea" (un tubo rígido transparente) y se hace pasar a través de él el agua, impulsada por un aireador o una bomba de agua (en este caso se les llama powerhead o cabeza de poder, es una variante de la bomba normal). El agua puede pasar a través del tubo hacia abajo, hacia las rejillas que están en el fondo, y salir a través de ellas hacia arriba de nuevo al acuario, o bien en sentido inverso, mediante "succión" de la bomba desde la chimenea, hacer que el agua pase del acuario hacia abajo a las rejillas, fluya por el fondo y vuelva a salir al acuario por la chimenea arriba. La idea es que las bacterias colonizasen la parte inferior de las placas y aprovechasen la corriente continua de agua para obtener los nutrientes, pero se ha comprobado que este filtro contribuye más a acumular suciedad bajo las placas que no se puede eliminar después, más que ayudar a la filtración del agua.
Filtro externo
Los filtros externos se llaman también filtros de botella. Tienen distintas partes:
- Una bomba, cabeza o motor. Es donde se encuentra la bomba que acciona el filtro. Suele ser compacta y poco accesible. Aunque un usuario avanzado y sin miedo puede desmontarlo y ver lo que hay en su interior, lo más habitual es llegar sólo a la parte del rotor (sobre todo porque aparte de poder romperlo nos quedamos sin la garantía del fabricante). El rotor es una pieza, más bien un conjunto de piezas; a saber: el eje, por lo general cerámico, se rompe con facilidad al manipularlo (¡cuidado!), aunque también puede ser metálico; las aspas, tienen forma de molinillo, si alguna de ellas se rompe el filtro pierde bastante potencia y suele ser una de las averías más habituales; el imán, va unido a las aspas y junto con éstas está insertado en el eje, es lo que permite el movimiento; los topes, que suelen ser dos taponcitos de goma uno a cada lado del eje, sujetan el conjunto, lo fijan y evitan el movimiento de "cabeceo" que tantos ejes ha roto.
- El cuerpo o contenedor. Sería el equivalente al contenedor del que hemos hablado en el filtro interior. Suele ser de plástico duro, de forma cilíndrica o cuadrangular, y parcial o totalmente opaco. En su interior el material puede ir suelto, o lo que es más habitual, en cestillas.
- El cierre. Puede ser desde unos simples clips a un complejo sistema de cierre. Es muy variable. Es el encargado de mantener sujetos y juntos la cabeza y el cuerpo del filtro.
- Las "boquillas" de entrada y salida del filtro. Están o bien las 2 en la cabeza o una en la cabeza y otra en la base del cuerpo. Son las que permiten la entrada y salida de agua al filtro, que se hará a través de las mangueras.
- Las mangueras o tubos. Suelen ser de color gris o verde, aunque también pueden ser de tipo corrugado en color negro. El material es flexible y la longitud variable. en la mayoría de los filtros suelen variar entre 1,5 y 2 metros tanto de bajada (el agua que va del acuario al filtro) como de subida (el agua que sale del filtro y retorna al acuario). Los grosores más habituales son 9/12, 12/16 y 16/22; están expresados en milímetros e indican el tamaño interior y exterior del tubo respectivamente. El grosor depende del tamaño del filtro, especialmente de la potencia de la bomba. Suelen ser del mismo grosor ambas, o en el caso de que sean diferentes la de entrada será siempre de mayor grosor que la de salida para evitar que el filtro se quede sin agua en algún momento. Si se rompe la estanqueidad, el filtro deja de funcionar correctamente y se puede averiar con facilidad. Para que el agua llegue fácilmente al filtro nos ayudamos de la fuerza de la gravedad; ésta hace que el agua del acuario baje al filtro con más fuerza. Es la razón por la que prácticamente todos los filtros externos deben situarse por debajo de la columna de agua del acuario. Cuanta más diferencia de altura haya entre ambos, con más fuerza caerá el agua hacia el filtro y menos tendrá que trabajar la bomba. La manguera que toma el agua del acuario y la lleva al filtro suele llevar en su extremo (el que queda dentro del acuario) una rejilla para evitar que la fuerza de succión arrastre peces pequeños y se cuelen en el filtro, o también piedrecitas que podrían deteriorar el mecanismo. La otra manguera, por la que sale el agua limpia de nuevo hacia el acuario puede acabar en un simple tubo, en una flauta (tubo perforado), en un pico de pato, etc.
En mi opinión el filtro externo será siempre la mejor opción, debido a que obtenemos mayor potencia de bomba y mayor volumen de material filtrante (ya veremos por qué esto es importante). También suelen ser los más cómodos de limpiar y los que limpiamos con menos frecuencia gracias a su capacidad. Si bien suele ser la opción más cara, con el debido mantenimiento nos durará muchos años y obtendremos una calidad de agua inmejorable, lo que se traduce en menos peces muertos, menos algas, etc.
Filtro de mochila
El filtro de mochila, o de cascada, es una especie de filtro externo. Es una cajita de plástico con un tubo de absorción de agua y una cascada que devuelve el agua al acuario. Va colgado detrás o en un lateral, quedando el tubo y la cascada hacia dentro del acuario y el resto de la caja por fuera. Es una opción buena para acuarios de pequeño y mediano tamaño porque no ocupa demasiado espacio dentro del mismo, tenemos una bomba bastante decente, una muy buena oxigenación del agua ya que la cascada está continuamente rompiendo la superficie del agua y facilitando el intercambio de gases, y si bien la cantidad de material filtrante no es excesiva, es algo más económico que el filtro externo.
¿Por qué es importante la filtración?
Porque sin ella se acumulan en el acuario una serie de sustancias nocivas para nuestros animales. El filtro, aparte de eliminar las partículas en suspensión del agua o el color que toma por la presencia de troncos, de medicamentos, etc., alberga la mayor parte de la colonia de bacterias que son las que nos mantienen el agua bien, las que permiten la vida en el acuario, las que degradan los compuestos más tóxicos y los acaban transformando en otros menos nocivos. Son como el corazón, el hígado y los pulmones de nuestro cuerpo. Es uan parte fundamental del acuario. Por eso, por muy pequeño que sea el acuario/urna/pecera, por muy pocos peces, gambas o caracoles que pensemos mantener, es más que aconsejable poner algún tipo de filtración. Las posibilidades de que las cosas acaben bien en lugar de acabar en tragedia aumentan.
Tipos de filtración
Diferenciamos 3 tipos de filtración principales que pueden o no estar presentes en todos los filtros: filtración mecánica, filtración biológica y filtración química.
La filtración mecánica es la que se encarga de retener partículs más o menos gruesas, más o menos finas, para evitar que pasen a otras fases de filtración. Se suele encontrar en primer lugar, y puede ser cualquier tipo de material, aunque los más habituales son la esponja, el perlón y las mallas. Según el tamaño del poro de cada uno de ellos (también llamado luz) retendrán partículas de un determinado tamaño y dejarán pasar las que sean inferiores a ese tamaño. Así encontraremos desde las esponjas más gruesas hasta las mallas más finas. Algo a tener en cuenta es que si el poro es demasiado fino será muy eficaz atrapando partículas pero se saturará mucho antes y habrá que limpiarla o remplazarla con mayor asiduidad. Sin embargo si el poro es muy grueso tardará muchísimo en saturarse y taponarse pero puede dejar pasar partículas demasiado gruesas que nos impedirían una buena filtración biológica o química, o si carecemos de éstas, retornarían al acuario. Por eso una solución es poner algo de poro medio o bien poner varias etapas de filtración mecánica una tras otra de poro cada vez más fino (por ejemplo, primero una esponja y después perlón).
La filtración biológica es la que se ocupa de degradar y transformar los desechos orgánicos en otros menos tóxicos y a la vez aprovechables para las plantas. Si conocemos el ciclo del nitrógeno entenderemos perfectamente qué es lo que hace este tipo de filtración. El material que se utiliza para la filtración biológica generalmente es de tipo poroso, o cualquier forma que ofrezca gran cantidad de superficie para que se asienten las colonias de bacterias, como canutillo cerámico o biobolas.
Los materiales filtrantes no siempre tienen una sola función, es decir, no realizan un solo tipo de filtración, sino que suelen realizar varias simultáneamente. Por ejemplo: las bolas cerámicas o los canutillos cerámicos realizan filtración biológica pero a su vez, al estar apilados o amontonados unos contra otros forma una especie de trama que también retiene algunas partículas gruesas, lo que sería filtración mecánica.
Por último la filtración química lo que hace es retirar del agua compuestos químicos que no nos interesa que estén ahí, como pueden ser tintes de troncos (taninos), medicamentos, hormonas o toxinas que puedan segregar los seres del acuario, etc. Generalmente este tipo de filtración la realizarán materiales como el carbón, la zeolita o las resinas. También tienen cabida en nuestro filtro, y se suelen colocar en las últimas etapas de filtración para que el agua pase limpia de residuos, porque así es más fácil eliminar el componente químico, además de que el material que utilicemos no se saturará de suciedad y será más eficiente. Tienen una capacidad limitada de absorción así que habrá que eliminarlos y/o sustituirlos cada cierto tiempo.
Hay otros tipos de filtración que se usan en menor medida y con mayor precaución como son el ultravioleta (lámpara UV o germicida) y el ozono. Son bastante "destructuvos". Por ejemplo el UV destruye el ADN de cualquier ser vivo - algas, bacterias, virus - que pase por él (se usa en forma de bombilla o fluorescente englobado en una carcasa opaca, a través de la cual se hace pasar el agua ya filtrada), y desestabiliza la estructura de muchos compuestos inertes. El ozono es un potente oxidante que puede llegar a quemar si por un descuido llegase al agua del acuario. Eso sí, son muy muy eficaces, pero como digo hay que usarlos con cuidado.