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La lámpara UV, ultravioleta o germicida
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La lámpara ultravioleta es un medio para eliminar algas en suspensión y prevenir y tratar enfermedades que se utiliza en acuarios de agua dulce y salada y en estanque.
Suele constar de una bombilla de luz ultravioleta (UV-C, la más dañina) dentro de un tubo de cristal que la mantiene aislada del agua pero que es transparente a esos rayos UV.
¿Cómo funciona?
Distinguimos grosso modo 3 tipos de radiación UV: UVA, UVB y UVC. Seguramente las 2 primera nos suenen de los anuncios de bronceadores en verano. De las 3 la primera la sería la más inocua (sin perder de vista que ninguna de las 3 lo es), la segunda un poco más dañina y por último la UVC es la más peligrosa porque tiene mayor poder destructor. ¿Y qué destruye? La luz ultravioleta destruye el ADN. Lo hace cachitos, lo inutiliza, y sin el ADN la célula muere (la célula puede ser una bacteria, un virus, un alga o las células de nuestra piel). Así, las lámparas UV para acuario y estanque usan esta UVC para mantener el agua lo más limpia posible. Por esto hay que tener mucha precaución de no mirar a la luz de la lámpara ultravioleta directamente. Lo indicará en la caja que la compremos y en las instrucciones pero a pesar de eso quiero recordarlo aquí también.
¿Cómo la colocamos?
Aunque hay algunos filtros que la traen incorporada en su carcasa, normalmente en la zona del motor, lo más habitual es verla por separado. En todos los casos la lámpara tendrá un cable de alimentación propio para poder enchufarla y desenchufarla de forma independiente al filtro y que éste pueda seguir funcionando si no tenemos puesta la germicida.
La lámpara UV se coloca SIEMPRE a la salida del filtro. ¿Por qué? Por 2 motivos:
1.-Porque el agua debe estar ya filtrada y libre de impurezas cuando pase a través de la germicida. De nuevo ¿por qué es esto importante? Cuando el agua pasa a través del tubo y recibe la radiación ultravioleta de la bombilla, es más efectiva si no hay partículas por medio que hagan de pantalla a las posibles algas, esporas, bacterias o virus que queramos eliminar. Cuanta más cantidad de radiación reciban y durante más tiempo, más probabilidades tendremos de que se mueran o se destruyan. Si la bacteria, por ejemplo, que queremos eliminar está rodeada de otras partículas en suspensión, suciedad, desechos, lodo, etc., no le llegará la radiación ultravioleta suficiente y no quedará dañada o inutilizada, que es nuestro objetivo, volverá al agua de nuestro acuario y podrá infectar a nuestro peces.
2.- La lámpara ultravioleta mata todo lo vivo que pasa por ella y no discrimina. Si la colocamos antes del filtro, las bacterias beneficiosas que pasan del agua del acuario al filtro y se asientan allí formando o reforzando la colonia bacteriana que tan importante es en el ciclo del nitrógeno y en la salud del acuario, mueren. Así el filtro se debilitaría poco a poco hasta quedar reducido a la filración mecánica y química.
También se puede poner, si nuestro agua está libre de impurezas, directamente con una bomba que salga del acuario o sump a la lámpara y de ahí al acuario, aunque yo recomiendo que siempre que sea posible el agua pase antes por un filtro aunque sea mínimo para una mayor efectividad.
¿Cuántas horas tiene que estar encendida?
En este aspecto hay siempre debate entre aficionados, profesionales, fabricantes, tiendas... Por mi experiencia, la de mis compañeros de afición en estos 15 años, la de los clientes que he atendido a lo largo de unos 8 años en comercio especializado, y por todo lo que he leído al respecto, considero que una media de 3-4 horas al día es efectivo como medio preventivo de enfermedades y algas.
Una vez que nuestro acuario está infectado por algas o nuestros peces tienen una enfermedad (es decir, que los síntomas ya se han manifestado) lo mejor son unos días con la UV puesta las 24 horas. El número de días dependerá del grado de infección o de la invasión de algas.
En cualquier caso, si nos atenemos a las indicaciones del fabricante suele ser una buena decisión.
¿Cada cuánto se cambia la bombilla UV?
Como cualquier otra bombilla o tubo fluorescente, la vida de la bombilla ultravioleta no es infinita. Desde que la compramos y la ponemos empieza a perder potencia. La duración va a depender mucho del fabricante que escojamos. En la caja nos debe indicar las horas de vida útil que tiene. Así por ejemplo una bombilla con unas 1500 horas de vida media, si la usamos unas 4 horas al día - suficiente para desinfección general y prevención de algas - la bombilla nos durará alrededor de un año (1500 horas / 4 horas al día = 375 días).
A pesar de todo hay que tener en cuenta que cuantas más horas de uso, el porcentaje de radiación efectiva y dañina que emite va a ser más bajo así que a partir de ciertos meses de uso prácticamente es como si no la tuviésemos puesta.
Y hasta aquí las cuestiones sobre la lámpara ultravioleta. Recordad que podeis dejarnos vuestras dudas y comentarios debajo de esta publicación o en el formulario de contacto.
Cómo montar el acuario. Pasos.
En esta publicación no encontraremos cómo construir un acuario sino cómo y dónde colocarlo, qué introducir, cómo y cuándo una vez que está colocado, etc.
En primer lugar, antes de comprar el acuario, o en su defecto cuando lo hemos comprado y llevado a casa, debemos pensar dónde colocar el acuario. Seguramente ya tenemos una idea de dónde lo queremos poner, pero aún así hay varias cosas a tener en cuenta:
- Escoger de antemano el sitio definitivo del acuario. Cambiarlo de sitio una vez montado es difícil y peligroso para el propio acuario, más cuánto más grande es. Los acuarios pequeños se podrían mover algo mejor, por cuestiones de peso, pero tampoco es recomendable porque el cristal de la base se puede romper por diferencia de presiones por la grava y/o el agua que hay por encima; al manipularlo además podríamos darle algún golpe accidentalmente.
- El acuario debe apoyar completamente sobre la superficie que hayamos escogido para ponerlo, no puede "volar" parte de él. La diferencia de presiones en los distintos puntos del acuario que están o no apoyados hace que el cristal de abajo sufra y tenga muchas más posibilidades de romperse. Y no queremos 30, 60, 100 o más litros de agua por el suelo de nuestra vivienda ¿verdad?
- Es bastante aconsejable colocar algún material entre el acuario y el mueble/superficie en la que se apoye. Puede ser corcho normal, corcho blanco o unas planchas de material parecido a las esterillas de yoga, o las de acampada que se colocan bajo el saco de dormir, como un neopreno o similar. Esto estabilizará y asentará mucho mejor el acuario y equilibrará las presiones.
- Es fundamental que la superficie en la que vaya colocado debe estar bien nivelada.
- En cuanto a la situación del acuario dentro de la habitación, conviene que no sea cerca de un radiador, pues nos será más difícil controlar la temperatura; tampoco en un sitio de paso, puede suponer mucho estrés para los peces ver pasar continuamente sombras que no reconocen o tener ruidos inesperados, niños que golpean el cristal, y otros. Debería estar alejado de aparatos electrónicos, especialmente si el acuario está abierto (sin tapa) porque produce bastante condensación especialmente en verano, y la humedad no les beneficiaría nada. Mejor que esté alejado de ventanas u otras zonas que proporcionen luz directa. Toda iluminación que no podamos controlar (es decir, de la que no sepamos la intensidad o las horas de luz que va a dar a nuestro acuario) suele acabar en un acuario verde, pero de algas, no de plantas.
- A efectos prácticos, lo colocaremos en un lugar donde lo vayamos a disfrutar - no en una habitación donde no pasemos nunca -, que tenga enchufes cerca (se necesita un mínimo de 3) y con un grifo u otra fuente de agua accesible, para que los cambios de agua nos resulten menos engorrosos.
Ahora que sabemos dónde lo vamos a poner, empezamos el montaje. (Próximamente con ilustraciones)
Antes de nada, el acuario debe estar bien limpio. Podemos lavarlo simplemente con agua abundante. Si tiene algún resto que no salga con facilidad, se puede usar vinagre, o como mucho algo de lejía diluída en agua siempre que al final enjuaguemos bien todo. No recomiendo el uso de jabones o detergentes ni ningún otro tipo de productos químicos que puedan quedar en el acuario cuando lo llenemos de agua. Siempre hay que asegurarse muy bien de que lo aclaramos bien y no hay ningún tipo de sustancia nociva, que no huele a nada.
También es el momento de poner el fondo decorativo. A menos que sea un fondo para el interior del acuario, éste se coloca en la parte de atrás. Lo más habitual es que se trate de un vinilo o una cartulina; lo colocaremos siempre por la parte de fuera, con un poco de celo, agua jabonosa o productos comerciales específicos para ello (muy fáciles de usar y que después no dejan residuos cuando se quitan). Asímismo se podría pintar en este momento la parte de atrás del acuario si no se quiere usar un fondo de vinilo o similar, con una pintura acrílica. Normalmente el acuario queda lo suficientemente pegado por la parte de atrás a la pared como para que resulte difícil poner el fondo después y no suele quedar tan bien así que recomiendo dejar hecho este paso antes de llenarlo definitivamente.
Otra recomendación es revisar que el acuario no tenga ninguna grieta, por pequeña que sea, por donde pueda romperse un cristal (puede tener rayaduras si el acuario es de segunda mano pero nunca deberán ser suficientemente profundas para que nos cause un problema al llenarlo ) o fallos en el siliconado de las juntas.
A continuación, con el acuario preparado y limpio, procedemos a colocarlo en el lugar deseado, con su correspondiente aislante entre acuario y mueble/superficie.
Debemos lavar la grava - es lo general, a no ser que el fabricante lo especifique en el envase. Simplemente del transporte, aunque viniese limpia y lavada, la fricción de unos granos con otros suele producir un polvillo que luego puede pasar al agua y dejarla turbia. Así nos anticipamos al problema. Si vamos a poner sustrato nutritivo debajo, éste no requerirá lavado. Pondremos el sustrato debajo y la grava encima. Para evitar que por el frente o los costados se vea la diferencia entre los 2 materiales, que serán casi seguro de distinto color y granulometría (tamaño de grano), dejaremos aproximadamente un dedo de grosor sin sutrato nutritivo, desde el cristal hacia dentro, tanto en los laterales como en el frente, y si lo deseamos también por atrás, aunque normalmente esta zona no se va a ver y será donde se acumule la mayor densidad de plantas. Si el acuario estuviese visto por los 4 lados sí que habría que dejar este "cordón de seguridad" sin sustrato en la parte trasera. Rellenaremos con grava estos pequeños surcos que hemos dejado entre el cristal y el sustrato y luego continuaremos rellenando con la misma por encima del sustrato nutritivo. Recuerda: el sustrato tal y cual, y la grava bien lavada.
Un pequeño truco para que el suelo del acuario no se vea tan plano y monótono es dejar menos centímetros de grava delante y "acumular" más por atrás, de forma que haya una pequeña pendiente. Le dará profundidad visualmente y tendremos el mayor grosor de grava+sustrato en la parte donde seguramente coloquemos más cantidad de planta natural.
A continuación llenamos el acuario con agua. Para no alterar la grava y/o el sustrato de debajo, nos serviremos de un plato o algún otro recipiente plano, o nos podemos ayudar de otra persona y que ésta ponga la mano para que amortigüe la caída del agua. Colocamos el plato o recipiente sobre la superficie de la grava y dejamos caer en él el agua del cubo/manguera/jarra con cuidado para que no se remueva nada. Cuando ya hayamos llenado aproximadamente la mitad del acuario podemos prescindir del plato y seguir llenando normalmente, aunque con suavidad, si bien yo recomiendo dejarlo hasta el final y retirarlo suavemente cuando el acuario esté lleno.
El agua que utilizaremos puede ser del grifo, de pozo, mineral, de ósmosis... dependiendo de nuestras necesidades y disponibilidad. No olvideis de que, siempre que useis agua del grifo, debeis añadir anticloro/acondicionador en la dosis que indique el fabricante. Suele venir indicado en mililitros/litro, o gotas/litro, dependiendo de la concentración de cada uno. En este primer momento no es importante la temperatura a la que esté el agua aunque sí habrá que tenerlo en cuenta cuando sus habitantes estén ya dentro.
En este momento, o antes del llenado, podemos plantar (cuando sea planta natural el agua sí deberá estar a temperatura adecuada) o añadir decoración (troncos, rocas, etc.).
Entramos ahora en la parte más técnica, aunque no por ello más complicada. Hay que colocar los siguientes aparatos:
El filtro
Es lo más importante de nuestro acuario.
Si nuestro filtro es interno solamente tendremos que meterlo dentro del acuario, sacar el cable por alguna ranura en la tapa (suele venir recortada en los kits de acuario comerciales) y enchufar. Es posible que al princpio le cueste "arrancar", o que haga ruido o que eche muchísimas burbujas; esto es porque la esponja y demás material filtrante aún no están saturados de agua, tiene que empaparse, y porque el rotor, que es la parte del filtro que impulsa el agua, puede estar algo atascado si lleva mucho tiempo parado desde su fabricación. Déjalo funcionar unos minutos, o desechufa y vuelve a enchufar un par de veces y el problema se solucionará por sí mismo.
Si el filtro es de mochila o cascada, lo colocaremos sobre el borde del acuario como nos indiquen las instrucciones y seguramente tendremos que cebarlo. ¿Esto qué significa? Que hay que darle un pequeño empujón - no literal - para que la bomba sea capaz de subir el agua a través del tubo de absorción. Asegúrate primero de que el nivel del acuario llega al mínimo que indique el fabricante; cuanto más bajo esté más le costará a la bomba del filtro tomar el agua del acuario. Si el nivel es correcto, añade con una jarra u otro recipiente similar un poco de agua en la cubeta del filtro. Verás que el agua empieza a subir poco a poco por el tubo hacia el filtro y la bomba expulsa las burbujas de aire que anteriormente estaban dentro de éste, hasta que conseguimos que el agua salga de forma regular por la cascada.
Si el filtro es externo, colocaremos en nuestro acuario los tubos de aspiración y expulsión nuevamente como nos indique el fabricante en las instrucciones. Ten en cuenta que la práctica totalidad de los filtros externos están diseñados para trabajar por debajo del nivel de agua del acuario con el fin de aprovechar la fuerza de caída del agua y no hacer trabajar tanto a la bomba. Por este motivo deberemos saber antes de nada dónde va a ir colocado el filtro, para calcular la longitud de las mangueras de subida y bajada de agua, así como para saber por dónde pasarán los tubos (muchos de los muebles de acuario llevan en la parte posterior una parte perforada para ello). Y también por este motivo tendremos problemas para hacerlo funcionar al mismo nivel del acuario. Los filtros externos también necesitarán cebado, es decir, tendremos que conseguir que el tubo de aspiración se llene de agua por primera vez, así que si éste no es automático - muchos filtros de última generación lo tienen - tendremos que recurrir a nuestros pulmones (aspirar o soplar por el tubo de salida del agua, jugando con las presiones) o bien rellenar manualmente el tubo de entrada con una jarra lo máximo que podamos antes de meter de nuevo esta parte en el acuario. Para facilitarnos las cosas, llenaremos primeramente de agua la cubeta del filtro, por completo. Una vez lleno y cebado lo conectamos a la electricidad, no antes. Si hacemos a la bomba trabajar en seco lo más seguro es que se estropee antes de tiempo y no lo cubra la garantía. Veremos salir las primeras burbujas y poco a poco saldrá el chorro de agua.
La iluminación
Generalmente viene ya instalada de fábrica así que no entraremos de momento en este tema. Sólo indicar que mientras el acuario está ciclando no es necesaria la luz. Si metemos plantas naturales sí deberemos ponerla; 8 horas al día serán suficientes. Es indiferente la franja horaria en que se encienda la luz, pero las 8 horas de luz deben de ser seguidas. Si solamente tenemos peces, con encenderlo el ratito que estemos en casa para poder verlos será suficiente. Los peces ajustan sus ciclos día/noche con la claridad que vean de las ventanas, y nos evitaremos una invasión de algas.
El termocalentador
En esta entrada del blog, quedó bastante bien explicado el tema. Recordamos entonces solo 3 puntos básicos:
1.- Mientras no haya plantas naturales o peces en el acuario no es necesario encenderlo/enchufarlo.
2.- Habrá que ponerlo unas 24-48 horas antes de introducir cualquiera de ellos ya que le lleva un tiempo calentar según la cantidad de agua y la diferencia de temperatura con el ambiente que tenga que modificar. Y principalmente porque habrá que calibrarlo, usando un termómetro que nos indique la temperatura exacta que nos está dando y ajustando de nuevo la tempratura al valor que queremos conseguir antes de que lleguen los primeros habitantes
3.- Cuidado con la electricidad y el agua. Con el termocalentador conviene tener cuidado y secarse bien las manos antes de enchufarlo; desenchufarlo con un tiempo prudencial antes de sacarlo del acuario o de hacer un cambio de agua porque se puede romper y/o estallar por el exceso de temperatura de la resistencia y el cristal cuando está en funcionamiento; no tocar directamente con la mano la parte del cristal que recubre la resistencia; y comprobar de vez en cuando su correcto funcionamiento en previsión de roturas y derivaciones.
Una vez montado el acuario solo nos queda esperar a que madure/cicle, ir analizando parámetros para ver su progreso e ir eligiendo qué especies vamos a meter cuando esté listo. Feliz espera.
¿Qué hago? Mi aireador hace pocas burbujas o muy grandes
Aunque ya hemos tratado antes el tema del aireador, esta duda puede surgir en cualquier momento.
Si tu aireador ya no echa tantas burbujas como antes o son más grandes que al principio, te recomiendo que revises varias cosas:
- El aireador suele llevar una especie de esponjita o fieltro en la parte de abajo que hace de "atrapapolvo" para que el aire que toma la bomba y que después impulsa esté lo más limpio y libre de partículas posible. Éste se puede saturar, impidiendo que la bomba coja aire adecuadamente y también que pueda expulsarlo. Échale un ojo. Si está muy saturado puede que necesite una limpieza o que haya que cambiarlo - sí, también se pueden encontrar recambios para ese fieltro, especialmente en las marcas que llevan más años en el mercado-. Con un lavado con agua y jabón, y dejándolo secar antes de volver a ponerlo, puede que se solucione el problema.
- El difusor está taponado. Con el paso del tiempo, el disfusor también se atasca, se llena de suciedad, o de sal si lo usamos en agua salada. Aparte de salir menos aire lo que suele pasar es que las burbujas son más gruesas porque intenta salir la misma cantidad de aire por menos poros. Aquí también tenemos varias opciones: podemos cambiarlo, ya sea piedra o madera, por uno nuevo; o podemos intentar meterlo en vinagre un tiempo, o cocerlo, o meterlo al microondas un minuto. Normalmente esto permite que la suciedad se despegue o se diluya y el difusor pueda seguir dándonos servicio durante un tiempo. Aunque normalmente, con el precio que tienen, podemos permitirnos comprar uno nuevo, es menos engorroso.
- Puede que la membrana esté rota. El aireador consigue sacar el aire porque hay una membrana en su interior que vibra, accionada por el motor, y "empuja" el aire con cada vibración. Para comprobarlo tendríamos que abrir el aparato. suele llevar unos tornillos en la parte de abajo, bastante fáciles de quitar. Lo complicado suele ser cambiar esa membrana y devolverle la estanqueidad al volverlo a cerrar. Si no estáis muy seguros o si el aparato está en garantía, podéis acercaros a la tienda para que lo revise un profesional y/o os lo cambie si procede por otro nuevo.
Filtración en el acuario de agua dulce
Esta publicación será un poco más extensa, pero me parecía necesaria.
Vamos a ver qué es la filtración del acuario, por qué es importante, qué tipos de filtración hay, todas las dudas que puedan surgir respecto a este tema
El filtro es el aparato que colocamos bien dentro del acuario, bien fuera pero en conexión con el mismo, que hará que el agua, una vez haya pasado a través del material que contenga, salga más limpia y en buenas condiciones para la supervivencia de los seres que haya en el acuario. Dicho así suena muy rimbombante pero estoy segura de que muchos de vosotros ya sabéis lo que es un filtro o tenéis una mínima noción. Sobre todo si habéis llegado hasta aquí. Lo habréis oído también como depuradora o bomba. Con todos estos nombres nos referimos a lo mismo.
¿Qué tipos de filtros encontramos en el mercado?
Fundamentalmente 3 tipos de filtros: filtros internos, filtros externos y filtros de mochila.
Filtro interno
Los filtros internos son los que, como su nombre indica, van dentro del acuario, dentro del agua. Generalmente se trata de una bomba/motor de mayor o menor potencia/caudal, a la que va unido un contenedor con el que está conectada. Dentro de este contenedor podemos encontrar desde una simple esponja a varios compartimentos con esponja, canutillo cerámico, carbón, zeolita, resinas, etc. El funcionamiento de estos filtros es simple: el agua entra en el contenedor a través de unas ranuras, atraviesa todo el material filtrante y gracias a la fuerza que ejerce la bomba retorna al acuario.
En este caso es importante que el filtro esté completamente dentro del agua, así como las ranuras, por dos motivos: 1.- El agua que rodea la bomba le sirve como refrigerante; si una bomba se calienta mucho se puede estropear, su vida útil disminuye considerablemente. Y 2.- Si entra aire en el filtro, especialmente en la bomba, no filtra bien, y el motor de nuevo puede resultar dañado porque al funciomar "en seco" se recalienta; y como extra, suena, con la consiguiente molestia. Este tipo de filtros llevan a veces un tubo/macarrón conectado a la salida del filtro. Si el extremo opuesto del macarrón queda fuera del agua esto permitirá que el aire salga a través de la salida del filtro en burbujitas (efecto Venturi). Es de gran ayuda si necesitamos oxigenar el agua y no tenemos un aireador.
Otra variante del filtro interno es el filtro de caja y el filtro de esponja. Estos 2 tipos se usan poco, y solo en ciertas condiciones: acuario de enfermería, acuarios con muy muy poca carga biológica - como puede ser una pareja de peces no muy grandes, o unas cuantas gambitas -, acuarios de engorde con cambios de agua diarios. Es filtro de caja es simplemente eso, una caja de plástico que se puede rellenar con el material que queramos. Funciona con un aireador. El compresor mete aire a presión a través de un tubo hasta la caja que contiene el material, y con esa misma fuerza impulsa el agua fuera del filtro, haciendo a su vez que agua nueva entre dentro de la caja. El filtro de esponja consta de un tubo más o menos grueso, recubierto en parte con una esponja, y funciona del mismo modo que el anterior, accionado por un aireador o bomba de aire.
Por último podríamos incluír aquí el filtro de placas, más que nada a título informativo, ya que está prácticamente en desuso como medio de filtración. Consta de una serie de placas de plástico con toda la superficie de rejilla. Se colocan justo debajo de la grava y/o sustrato del acuario. En un punto concreto se inserta una "chimenea" (un tubo rígido transparente) y se hace pasar a través de él el agua, impulsada por un aireador o una bomba de agua (en este caso se les llama powerhead o cabeza de poder, es una variante de la bomba normal). El agua puede pasar a través del tubo hacia abajo, hacia las rejillas que están en el fondo, y salir a través de ellas hacia arriba de nuevo al acuario, o bien en sentido inverso, mediante "succión" de la bomba desde la chimenea, hacer que el agua pase del acuario hacia abajo a las rejillas, fluya por el fondo y vuelva a salir al acuario por la chimenea arriba. La idea es que las bacterias colonizasen la parte inferior de las placas y aprovechasen la corriente continua de agua para obtener los nutrientes, pero se ha comprobado que este filtro contribuye más a acumular suciedad bajo las placas que no se puede eliminar después, más que ayudar a la filtración del agua.
Filtro externo
Los filtros externos se llaman también filtros de botella. Tienen distintas partes:
- Una bomba, cabeza o motor. Es donde se encuentra la bomba que acciona el filtro. Suele ser compacta y poco accesible. Aunque un usuario avanzado y sin miedo puede desmontarlo y ver lo que hay en su interior, lo más habitual es llegar sólo a la parte del rotor (sobre todo porque aparte de poder romperlo nos quedamos sin la garantía del fabricante). El rotor es una pieza, más bien un conjunto de piezas; a saber: el eje, por lo general cerámico, se rompe con facilidad al manipularlo (¡cuidado!), aunque también puede ser metálico; las aspas, tienen forma de molinillo, si alguna de ellas se rompe el filtro pierde bastante potencia y suele ser una de las averías más habituales; el imán, va unido a las aspas y junto con éstas está insertado en el eje, es lo que permite el movimiento; los topes, que suelen ser dos taponcitos de goma uno a cada lado del eje, sujetan el conjunto, lo fijan y evitan el movimiento de "cabeceo" que tantos ejes ha roto.
- El cuerpo o contenedor. Sería el equivalente al contenedor del que hemos hablado en el filtro interior. Suele ser de plástico duro, de forma cilíndrica o cuadrangular, y parcial o totalmente opaco. En su interior el material puede ir suelto, o lo que es más habitual, en cestillas.
- El cierre. Puede ser desde unos simples clips a un complejo sistema de cierre. Es muy variable. Es el encargado de mantener sujetos y juntos la cabeza y el cuerpo del filtro.
- Las "boquillas" de entrada y salida del filtro. Están o bien las 2 en la cabeza o una en la cabeza y otra en la base del cuerpo. Son las que permiten la entrada y salida de agua al filtro, que se hará a través de las mangueras.
- Las mangueras o tubos. Suelen ser de color gris o verde, aunque también pueden ser de tipo corrugado en color negro. El material es flexible y la longitud variable. en la mayoría de los filtros suelen variar entre 1,5 y 2 metros tanto de bajada (el agua que va del acuario al filtro) como de subida (el agua que sale del filtro y retorna al acuario). Los grosores más habituales son 9/12, 12/16 y 16/22; están expresados en milímetros e indican el tamaño interior y exterior del tubo respectivamente. El grosor depende del tamaño del filtro, especialmente de la potencia de la bomba. Suelen ser del mismo grosor ambas, o en el caso de que sean diferentes la de entrada será siempre de mayor grosor que la de salida para evitar que el filtro se quede sin agua en algún momento. Si se rompe la estanqueidad, el filtro deja de funcionar correctamente y se puede averiar con facilidad. Para que el agua llegue fácilmente al filtro nos ayudamos de la fuerza de la gravedad; ésta hace que el agua del acuario baje al filtro con más fuerza. Es la razón por la que prácticamente todos los filtros externos deben situarse por debajo de la columna de agua del acuario. Cuanta más diferencia de altura haya entre ambos, con más fuerza caerá el agua hacia el filtro y menos tendrá que trabajar la bomba. La manguera que toma el agua del acuario y la lleva al filtro suele llevar en su extremo (el que queda dentro del acuario) una rejilla para evitar que la fuerza de succión arrastre peces pequeños y se cuelen en el filtro, o también piedrecitas que podrían deteriorar el mecanismo. La otra manguera, por la que sale el agua limpia de nuevo hacia el acuario puede acabar en un simple tubo, en una flauta (tubo perforado), en un pico de pato, etc.
En mi opinión el filtro externo será siempre la mejor opción, debido a que obtenemos mayor potencia de bomba y mayor volumen de material filtrante (ya veremos por qué esto es importante). También suelen ser los más cómodos de limpiar y los que limpiamos con menos frecuencia gracias a su capacidad. Si bien suele ser la opción más cara, con el debido mantenimiento nos durará muchos años y obtendremos una calidad de agua inmejorable, lo que se traduce en menos peces muertos, menos algas, etc.
Filtro de mochila
El filtro de mochila, o de cascada, es una especie de filtro externo. Es una cajita de plástico con un tubo de absorción de agua y una cascada que devuelve el agua al acuario. Va colgado detrás o en un lateral, quedando el tubo y la cascada hacia dentro del acuario y el resto de la caja por fuera. Es una opción buena para acuarios de pequeño y mediano tamaño porque no ocupa demasiado espacio dentro del mismo, tenemos una bomba bastante decente, una muy buena oxigenación del agua ya que la cascada está continuamente rompiendo la superficie del agua y facilitando el intercambio de gases, y si bien la cantidad de material filtrante no es excesiva, es algo más económico que el filtro externo.
¿Por qué es importante la filtración?
Porque sin ella se acumulan en el acuario una serie de sustancias nocivas para nuestros animales. El filtro, aparte de eliminar las partículas en suspensión del agua o el color que toma por la presencia de troncos, de medicamentos, etc., alberga la mayor parte de la colonia de bacterias que son las que nos mantienen el agua bien, las que permiten la vida en el acuario, las que degradan los compuestos más tóxicos y los acaban transformando en otros menos nocivos. Son como el corazón, el hígado y los pulmones de nuestro cuerpo. Es uan parte fundamental del acuario. Por eso, por muy pequeño que sea el acuario/urna/pecera, por muy pocos peces, gambas o caracoles que pensemos mantener, es más que aconsejable poner algún tipo de filtración. Las posibilidades de que las cosas acaben bien en lugar de acabar en tragedia aumentan.
Tipos de filtración
Diferenciamos 3 tipos de filtración principales que pueden o no estar presentes en todos los filtros: filtración mecánica, filtración biológica y filtración química.
La filtración mecánica es la que se encarga de retener partículs más o menos gruesas, más o menos finas, para evitar que pasen a otras fases de filtración. Se suele encontrar en primer lugar, y puede ser cualquier tipo de material, aunque los más habituales son la esponja, el perlón y las mallas. Según el tamaño del poro de cada uno de ellos (también llamado luz) retendrán partículas de un determinado tamaño y dejarán pasar las que sean inferiores a ese tamaño. Así encontraremos desde las esponjas más gruesas hasta las mallas más finas. Algo a tener en cuenta es que si el poro es demasiado fino será muy eficaz atrapando partículas pero se saturará mucho antes y habrá que limpiarla o remplazarla con mayor asiduidad. Sin embargo si el poro es muy grueso tardará muchísimo en saturarse y taponarse pero puede dejar pasar partículas demasiado gruesas que nos impedirían una buena filtración biológica o química, o si carecemos de éstas, retornarían al acuario. Por eso una solución es poner algo de poro medio o bien poner varias etapas de filtración mecánica una tras otra de poro cada vez más fino (por ejemplo, primero una esponja y después perlón).
La filtración biológica es la que se ocupa de degradar y transformar los desechos orgánicos en otros menos tóxicos y a la vez aprovechables para las plantas. Si conocemos el ciclo del nitrógeno entenderemos perfectamente qué es lo que hace este tipo de filtración. El material que se utiliza para la filtración biológica generalmente es de tipo poroso, o cualquier forma que ofrezca gran cantidad de superficie para que se asienten las colonias de bacterias, como canutillo cerámico o biobolas.
Los materiales filtrantes no siempre tienen una sola función, es decir, no realizan un solo tipo de filtración, sino que suelen realizar varias simultáneamente. Por ejemplo: las bolas cerámicas o los canutillos cerámicos realizan filtración biológica pero a su vez, al estar apilados o amontonados unos contra otros forma una especie de trama que también retiene algunas partículas gruesas, lo que sería filtración mecánica.
Por último la filtración química lo que hace es retirar del agua compuestos químicos que no nos interesa que estén ahí, como pueden ser tintes de troncos (taninos), medicamentos, hormonas o toxinas que puedan segregar los seres del acuario, etc. Generalmente este tipo de filtración la realizarán materiales como el carbón, la zeolita o las resinas. También tienen cabida en nuestro filtro, y se suelen colocar en las últimas etapas de filtración para que el agua pase limpia de residuos, porque así es más fácil eliminar el componente químico, además de que el material que utilicemos no se saturará de suciedad y será más eficiente. Tienen una capacidad limitada de absorción así que habrá que eliminarlos y/o sustituirlos cada cierto tiempo.
Hay otros tipos de filtración que se usan en menor medida y con mayor precaución como son el ultravioleta (lámpara UV o germicida) y el ozono. Son bastante "destructuvos". Por ejemplo el UV destruye el ADN de cualquier ser vivo - algas, bacterias, virus - que pase por él (se usa en forma de bombilla o fluorescente englobado en una carcasa opaca, a través de la cual se hace pasar el agua ya filtrada), y desestabiliza la estructura de muchos compuestos inertes. El ozono es un potente oxidante que puede llegar a quemar si por un descuido llegase al agua del acuario. Eso sí, son muy muy eficaces, pero como digo hay que usarlos con cuidado.
El termocalentador
El termocalentador (o calentador a secas) es un aparato que usamos dentro del acuario para aumentar y mantener la temperatura del agua. Consta de una resistencia que va dentro de un tubo de cristal (o un cilindro de titanio) y un termostato. Va enchufado a la red eléctrica.
Los termocalentadores tienen distintas potencias expresadas en watios. Lo recomendable suele ser 1 watio por litro de agua. Es decir, para un acuario de 25 litros, un calentador de 25 w; para un acuario de 100 litros, un calentador de 100 W.
No es bueno poner muchos más o muchos menos watios de los necesarios. Si ponemos menos y el ambiente es muy frío es posible que el calentador no sea capaz de elevar la temperatura al nivel que necesitemos. Si ponemos más puede que no ocurra nada; pero también es posible que se nos averíe en algún momento y se ponga a calentar "a piñón fijo", haciendo "sopa de pez" (me ha pasado, os aseguro que no queréis experimentarlo), ya que uno de los fallos más corrientes, aparte de la rotura del cristal, es que no funcione el termostato, con lo que no hay nada que le diga al calentador que tiene que parar, entonces estaría calentando el agua de forma continua.
El calentador siempre debe estar enchufado entre otoño y primavera. Podemos desenchufarlo en verano ya que lo más seguro es que no se encienda en los meses de más calor, y si se enciende puede provocarnos la muerte de los peces por exceso de temperatura. Si lo desenchufas, no te olvides de volver a conectarlo una vez que empiecen a bajar las temperaturas o tus peces cogerán punto blanco.
Muchos modelos de calentador que hay ahora en el mercado se pueden calibrar. ¿En qué consiste el calibrado? Al poner por primera vez el calentador en el acuario debemos darle hasta 24 horas para que alcance la temperatura adecuada, dependiendo de lo fría que esté al principio. Si al cabo de este tiempo la temperatura no es la que le hemos indicado (medio grado arriba, medio grado abajo) podemos "decirle" al calentador qué temperatura es la que realmente estamos obteniendo mediante algún indicador o palanquita, moviéndolo a la tempratura correcta. (Consulta tu modelo de termocalentador para saber si puedes hacerlo).
Una buena mejora del calentador es la rejilla plástica que tienen algunos alrededor de la resistencia para evitar que los peces al pasar muy cerca se quemen.
También es bueno saber si el calentador es sumergible completamente o si por el contrario tiene un nivel máximo de agua por no ser hermético. Recordad que el agua y la electricidad no son buenos compañeros.
Y por último: siempre que hagais un cambio de agua, por precaución, desenchufad el termocalentador para evitar que por un descuido pueda quedar fuera del agua y por la misma temperatura que alcanza pueda romperse o explotar. Nos evitamos el susto, el gasto y posibles accidentes.